Violencia Escolar

Violencia Escolar

viernes, 22 de octubre de 2010

VIOLENCIA ESCOLAR Y MALTRATOS


La violencia escolar y los malos tratos
Por Lic. Marcelo E. Albornoz
En el presente informe se procurará abordar la problemática de la violencia escolar, pero desde un ángulo institucional y administrativo, sin analizar en esa ocasión las distintas situaciones sociales que desencadenan estas conductas. Para ello se reseñara los distintos aspectos jurídicos que la escuela no puede desconocer y a partir de ellos adecuar su tratamiento.
En principio, hablar de violencia escolar implica no desconocer ni soslayar la compleja situación social de la que la Institución Educativa es parte, por lo tanto en ella se reproducen todas las problemáticas que padece la comunidad. Así llegan situaciones sociales que en algunas circunstancias la superan y todo lo que coadyuve a esclarecer este tema es de suma importancia para nuestra tarea cotidiana.
Realizada esta pequeña introducción se hace indispensable abordar el tópico desde distintas dimensiones.
· 1-Dimensión Constitucional, de acuerdo al ordenamiento jurídico es insoslayable referirse a la Convención sobre los Derechos de los Niños, ésta fue incorporada a nuestra carta magna en la última reforma del año 1994, otorgándosele de esa forma rango constitucional. Lo que implica que toda norma jurídica que no se adecue a élla puede custionarse.
Por la importancia que reviste la norma se enunciara en líneas generales los principales aspectos que tienen incumbencia directa con lo educativo.
· 1.1-Se deberá asegurar que las Instituciones encargadas del cuidado del niño, cumplan con todas las normas de seguridad. Es dable aclarar, que para ésta, niño es toda persona menor de 18 años, lo que involucra a las Instituciones Educativas desde el nivel Inicial hasta el Secundario inclusive.
· 1.2-Se deberá garantizar al niño, el derecho de manifestar sus opiniones en todo tipo de proceso, judicial o administrativo en que esté involucrado, debemos inferir entre otras cosas sanciones disciplinarias y/o intervenciones del Consejo de Convivencia.
· 1.3-Se deberá tomar medidas legislativas, administrativas, sociales y educativas, para proteger al niño contra todo tipo de perjuicio, abuso físico o mental, descuido o trato negligente, malos tratos, incluido el abuso sexual, mientras el niño se encuentre bajo la custodia de los padres, tutores, curadores o cualquier otra persona que lo tenga a su cargo, entiendase en esto último la escuela.
· 1.4-Se deberá proporcionar asistencia con carácter preventivo para identificar; notificar y remitir a institución pertinente toda situación que evidencie malos tratos, y según corresponda, intervención judicial. Cabe interrogarse sobre lo siguiente, si la Educación en un servicio público de gestión oficial y/o privada, y nosotros de alguna manera funcionarios, ¿no deberíamos dar intervención jurisdiccional para evitar omisiones negligentes?
· 1.5-Las medidas disciplinarias que se dispongan no podrán ser incompatibles con la dignidad del menor. Su educación deberá estar encaminada a desarrollar integralmente su personalidad, inculcándosele el respeto por los DDHH, sus padres, su identidad cultural y los valores nacionales del país donde vive y del cual es originario.
· 2- Dimensión Civil: El Código Civil en su Titulo VIII "De los Actos Ilícitos", plantea el tema del daño sus efectos y la responsabilidad civil. En líneas generales sostiene la responsabilidad de las Instituciones Educativas, sus directivos y docentes respecto de los niños que están bajo su guarda y cuidado, a saber:
· 2.1-Ningún acto voluntario tendrá carácter de ilícito, si no fuere expresamente prohibido por leyes y o reglamentos.
· 2.2-Considera daño, al perjuicio susceptible de apreciación pecuniaria, debiéndosele resarcir económica y moralmente.
· 2.3- La obligación del que ha causado un daño se extiende a los que causaren los que están bajo su dependencia, o por las cosas de que se sirviere, o tiene a su cuidado. Entiendase que la responsabilidad tiene una gradación de mayor a menor, Institución educativa, directivos, docentes auxiliares, y así hasta el último de sus dependientes. Como así también de las cosas animadas como inanimadas, animales y herramientas por ejemplo.
· 2.4-Los padres son responsables de los daños causados por sus hijos menores, la misma, cesa cuando los coloca en un establecimiento de cualquier clase, trasladándose la responsabilidad a quien desde entonces los tiene bajo su custodia, guarda y vigilancia. Lo prescripto para padres, rige también para tutores, curadores y Establecimientos Educativos, tanto de gestión estatal como privada . En síntesis, la responsabilidad civil por eventuales daños, recae sobre el Establecimiento, si es de gestión publica deberá responder el Estado, si es de gestión privada, la entidad propietaria, graduándose la responsabilidad de mayor a menor según la implicancia. En cuanto a la responsabilidad penal recae sobre el autor directo o indirecto, tanto por acción como por omisión, supongamos que un alumno se lesiona al manipular un instrumento del laboratorio , la responsabilidad civil será para el establecimiento , pero la penal para el docente a cargo , sea esta producto de la impericia , la negligencia o la imprudencia
· 3-.Dimensión Reglamentaria , en este sentido no hay una uniformidad de criterios , mientras que en las escuelas de gestión publica el tema esta normado , en las de gestión privada cada Institución trata la problemática de diferente manera.
· 3.1-El reglamento general de establecimientos de enseñanza Secundaria Normal y Especial sostiene lo siguiente. La s autoridades deben llevar un legajo de cada uno de los alumnos con todos los documentos y actuaciones relativas a ellos.
· 3.2- Los docentes enseñaran de acuerdo a la currícula, coadyuvando al mantenimiento del orden y la disciplina. Asimismo no abandonaran sus clases antes de la finalización del horario previsto, los preceptores deberán prevenir cualquier acto de indisciplina, generando en los niños buenos hábitos.
· 3.3- Algunas Instituciones educativas de gestión privada cuentan con gabinetes psicopedagógicos y Consejos de Convivencia, dirimiéndose en estos ámbitos cualquier hecho de violencia o malos tratos. Si el mismo se produce en la escuela intervienen estos, si proviene del exterior, el tratamiento es dispar, siguiéndose una secuencia similar a la siguiente. Detección del daño o violencia por el preceptor; tutor, directivo, etc., se procede a mantener una entrevista personal con el alumno, a posteriori con sus padres y si lo amerita se deriva al Gabinete, éste evaluara un seguimiento personal o requerirá una ínter consulta. Si aún así el problema persiste se evalúa su derivación a Sanidad y /o a la Policía para que proceda a la protección del menor. De las actuaciones se labran actas y se elevan a la supervisión de DGEGP.
· 3.4- En cuanto a las escuelas de gestión publica, el proceder es mas uniforme, ya que la ley 224 de Convivencia Escolar, los obliga a Implementar ese sistema. Asimismo cuentan en su mayoría con distintos tipos de gabinetes interdisciplinarios, o por lo menos con una en su jurisdicción. La secuencia de detección del daño o violencia es similar, pero al estar mas claro su condición de funcionario y agente público, debe dar intervención al Same o a la Defensoría del Consejo de Niños, Niñas y Adolescentes dependiente del GCBA. Si la violencia es en el establecimiento, intervienen los organismos ya enunciados, si en el daño o violencia participa un dependiente, se procederá a iniciar un sumario y agotar todas las instancias procedimentales administrativas.
Como se sostenía en el comienzo, el tema es tan complejo que merece un tratamiento especial por la comunidad educativa.

Fragmento del diario LA NACION acerca de la violencia en las escuelas

Editorial II

Violencia escolar, asignatura pendiente

Jueves 22 de setiembre de 2005 | Publicado en edición impresa 
Comentá (0)

La violencia en los establecimientos educativos es un fenómeno que ha adquirido, desde los años setenta, una gran importancia en países como los Estados Unidos, Suecia, Noruega y Reino Unido. En la Argentina, su incidencia es creciente; empiezan a detectarse, cada vez más, manifestaciones preocupantes como consecuencia de la crisis social, cultural y familiar que se está sufriendo.
Lamentablemente ha dejado ya de ser noticia que en las escuelas haya niños o jóvenes que se comportan agresivamente, que llevan armas, que venden y consumen drogas, o que roban a otros estudiantes. El caso más extremo, por su trágica secuela, fue el de la escuela de Carmen de Patagones, en donde murieron tres alumnos bajo los disparos que efectuó un compañero de tan sólo 15 años.
Los incidentes ocurridos con motivo de los festejos del Día del Bachiller, protagonizados por los alumnos del Colegio Nacional y el Liceo Víctor Mercante de la Universidad de La Plata, estuvieron potenciados por antiguas rivalidades entre el alumnado de ambos establecimientos educativos. La magnitud e irracionalidad de lo ocurrido reavivó la polémica en torno de la violencia escolar y puso el acento en algunos elementos que, en esta ocasión, despertaron particularmente la atención de la comunidad educativa y de la sociedad toda.
Estos episodios de violencia abren un debate con aristas complejas y diversas, en el que no pueden quedar ausentes cuestiones como el rol de la escuela y de los padres, la actitud de las autoridades de los establecimientos involucrados y los agentes externos que influyen y determinan la conducta de los jóvenes, como las drogas y el alcohol. En efecto, la descripción sobre lo sucedido realizada por la policía habla de desbordes y descontrol por parte de algunos estudiantes que "estaban en estado de ebriedad". El alcohol parece haber jugado un papel determinante en las actitudes violentas en las que derivaron los festejos. Según estadísticas de la Secretaría de Atención de las Adicciones de la provincia de Buenos Aires, el 57 por ciento de los alumnos del polimodal consumen alcohol habitualmente, vale decir no sólo durante el fin de semana. Este porcentaje duplica el de hace cinco años. En tanto, baja de manera significativa la edad del comienzo en el consumo de alcohol. En 2002 se ubicaba entre los 15 y 16; hoy está entre los 11 y 12.
Cuestiones como la indisciplina o el mal comportamiento son fenómenos perturbadores que cambian la buena marcha de la vida escolar, pero no son los únicos. La pobreza, el desempleo, la falta de alimentos, el trabajo infantil, el alcoholismo y la drogadicción son generalmente identificados como las "causas" de la violencia, pero en realidad deben considerarse factores que contribuyen a crearla. Este tipo de hechos, por lo general, tienen su comienzo en relaciones familiares y escolares caracterizadas como violentas, que van conformando patrones de interacción y aprendizaje para la resolución de conflictos por parte de los sujetos que las han sufrido en su niñez; de allí, la importancia de poner atención en lo que sucede en los planteles de educación básica del país.
Por más altos que sean sus muros, la violencia presente en nuestras calles, nuestras casas y nuestros medios de comunicación termina por traspasar los patios y las aulas de nuestros colegios. Esta agresividad latente no es ni nueva ni aislada, sino parte de la estructura de nuestra convivencia social. La violencia escolar es un fenómeno que debe ser asumido de manera conjunta por los gobiernos, las autoridades educativas, los docentes, los padres de familia y los propios alumnos. No se trata de aislar al niño o al adolescente del mundo en el que vive, sino de mostrarle que existe otra realidad, que convive con la violencia cotidiana, pero que es diferente. Así, por ejemplo, la realidad de la paciencia, de la tolerancia, del respeto, de priorizar los afectos y la comprensión por sobre los conflictos de la vida diaria. Del empeño que comprometan todos los miembros de nuestra sociedad en esta tarea dependerán los resultados.

PRESENTACION EN POWER POINT ACERCA DE LA VIOLENCIA

CAMPAÑA DE UNICEF CONTRA LA NO VIOLENCIA

jueves, 14 de octubre de 2010

Tambien los insultos y burlas son formas de violencia en las escuelas

La coordinadora de Programas para la Construcción de Ciudadanía en las Escuelas del Ministerio de Educación de la Nación, Mara Brawer, dijo que el fenómeno de la violencia en las escuelas “está presente” y “es preocupante” por las formas que son la burla y la agresión verbal. Las llama “incivilidades”, siguiendo al sociólogo Gino Germani, para diferenciarlas de la agresión física propiamente dicha.
Un estudio del Observatorio Argentino de Violencia en las Escuelas, dependiente de la cartera educativa nacional, revela que la forma de “incivilidad” más habitual en la escuela es la rotura de útiles o pertenencias entre compañeros. Más de la tercera parte de los alumnos encuestados dice haber sido víctima de esta modalidad.
Los gritos, las burlas y los insultos le siguen en importancia: entre un 12 y un 15 % aproximadamente de los estudiantes dice haber pasado por este tipo de situaciones. Y sólo en un 7 % de los casos señalaron haber sido excluidos por sus compañeros.
El estudio (ver aparte) agrupa a estas formas de violencia escolar bajo el nombre de “incivilidades” y las sitúa por encima de la agresión física propiamente dicha, que pueden ser las amenazas, los golpes, las amenazas o golpes de patotas y el robo por la fuerza.
“A veces se pone el acento en la agresión física y no en la burla o la discriminación, que son formas más silenciosas de violencia que afectan la vida de los chicos y su proceso educativo. Cuando son adultos, no dicen: “Padecí la escuela porque me pegaban por ser gordo’, pero sí porque se burlaban de esa condición”, ejemplificó Brawer.

Discriminación
La investigación no relevó el porcentaje de discriminación, pero la especialista detalló que las burlas están siempre referidas a la raza, al país de origen o a temas estéticos como la gordura o la altura. “Hasta hay chicas a las que les pegan por ser lindas porque simbolizan aquello que otros anhelan y no tienen”, subrayó Brawer, que es licenciada en Psicología.
En este sentido, el estudio del Observatorio de Violencia en las Escuelas destaca que la rotura de útiles y pertenencias se da más en aquellos chicos que cursan en escuelas privadas mientras que el fenómeno de la burla es más propiedad de alumnos de establecimientos estatales.
Según consideró Brawer, desde las escuelas la mayoría de las veces se hace hincapié en el cumplimiento de las normas y reglas, y no tanto en el respeto de los derechos fundamentales. “A lo mejor, se sanciona a un chico por llevar una gorra pero en cambio se le deja pasar la burla a otro por villero”.
“Como docentes tenemos que poner el foco en trabajar culturalmente la aceptación de las diferencias, la diversidad. Los chicos son así porque estamos en una sociedad en la que se fomentó el individualismo”, analizó.
Las incivilidades a las que hace referencia el estudio del Observatorio “disminuyen a medida que aumenta el nivel de escolaridad”, y agrega que “es mayor el porcentaje de varones que dice haber sido víctima de incivilidades que de mujeres, especialmente en lo que tiene que ver con burlas, insultos y rotura de útiles”.
Construir legalidades
Para la coordinadora de Programas para la Construcción de Ciudadanía es indispensable que la escuela como institución asuma el rol, en su propio ámbito, de resolver situaciones de conflictividad entre los alumnos, trabajando con estrategias en las que se puedan construir legalidades compartidas entre todos los actores de la comunidad escolar.
“Es necesario consensuar legalidades, para lo cual debe haber necesariamente una participación estudiantil. Éste es un proceso a mediano y largo plazo, como todo en el ámbito educativo, aunque tampoco hay que descartar la sanción para aquel alumno que transgrede una norma”, dijo Brawer.
Afirmó que “la transgresión de una norma de parte de un alumno tiene que tener su consecuencia a partir de una sanción o una amonestación, pero estamos en la escuela y la escuela es un lugar para educar, por lo que es importante cómo se aplica esa sanción. Las normas, si están consensuadas, cuando el chico las transgrede, sabe por qué se lo sanciona, tiene fundamentos. Es distinto a como era antes cuando se tiraba una tiza al pizarrón y, de acuerdo al humor de la maestra, se aplicaba un mayor o menor castigo de manera arbitraria”, explicó la funcionaria.

¿ Qué hacer?
Como estrategias, propuso trabajar con los estudiantes sobre la diversidad y generar instancias de participación de los jóvenes y sus familias, en órganos donde circule la palabra, donde el malestar pueda expresarse, donde se generen lazos más allá de los naturales entre los actores del sistema educativo. “Si en una escuela se fortalecen los valores democráticos, se enseña a ser más tolerante, se dialoga, se estará trabajando en la prevención de conflictos”, aseguró.
Para la especialista, no hay una única fórmula. Como ejemplo citó el caso de una escuela que tenía alumnos porteños y bolivianos, y empezó a trabajar con las madres en ferias de platos típicos y otras actividades participativas. “Los chicos aprenden valores, viéndolos y no sólo escuchando sobre ellos”, remarcó Brawer, para quien los Consejos de Convivencia también son una herramienta que puede ayudar, si es bien entendida.